En la ternura de tus años y tus días buenos has venido a Mí para entregarme tu juventud. Retoño de buenas obras y fiel testimonio brotará de tu plantío, porque Yo Jehová cuidaré de ti. La lluvia temprana y tardía regará tu jardín para que tu olor fragante traiga a otros a mi reino. Recíbela, es mi ungida. Amén.

Te estoy llamando para que seas un instrumento en mis manos para edificación de mi reino. Eres escogida porque tú también eres hija de Abraham. Llama a los tuyos para que sean salvos. Es tiempo de apresurarse y entrar a las moradas eternas.

Has renunciado a irte sin mi bendición, por eso premio tu fe derramando de mi Espíritu sobre ti. Cuenta conmigo en todo lo que emprendas, y siempre te irá bien. Pobres de aquellos que piensan decidir sobre su vida y su fin es camino de muerte. Santifícate en Mí y andaremos juntos. Te amo. 

Los descuidos producen dolor y sufrimiento. Confía siempre en Mí, porque soy el dueño y tengo todo el poder sobre el universo. Sin Mí, nada podrías hacer; conmigo, todo es posible. ¿Crees esto? Levántate, mi paz está contigo.

He quebrantado tu corazón y penetrado tu alma para fijar en ti la huella incomprensible de mi existencia. Yo habito en la inmensidad, y en la delicadeza y fragilidad de tu ser. Tienes la responsabilidad de iluminar con tu testimonio a todos los que te rodean. Que tu vida honre mi nombre y guíe a otros por la senda de la salvación. Es mi ungida, declárala.